lunes, 22 de marzo de 2010

DEFENSAS QUÍMICAS Y ANTIPREDACIÓN

En la depredación, una interacción cuando una especie ingiere a otra, al consumidor se le llama depredador y a la especie del que se alimenta presa. Este término no solo se utiliza para señalar el caso de que unos animales es comen a otros, sino también para interacciones plantas-herbívoros, cuando la planta es la presa.

Ninguna especie está libre por completo de la depredación, es especial los jóvenes. Con el paso del tiempo han evolucionado mecanismos de defensa para no ser comido en cada especie. Algunas de ellas se desarrollan demasiado grandes como para ser atacadas por ciertos depredadores, como por ejemplo el caso del cuerpo tan grande que han adquirido los elefantes ante el ataque de otros depredadores.
Otras especies pueden huir o esconderse, y gran cantidad de especies de plantas y animales cuentan con armaduras de protección como espinas o glándulas externas que producen sustancias químicas nocivas. Estos y otros mecanismos contra los depredadores han evolucionado a través la selección natural, conforme interactúen los depredadores y presas. Algunas interacciones de los depredadores y las presas ilustran el concepto de coevolución, una serie de adaptaciones recíprocas en dos especies.

Las defensas animales contra los depredadores son muy diversas. Las defensas mecánicas como las púas del puerco espín pueden ser las más obvias, pero las defensas químicas también están muy difundidas. Los animales con defensas químicas efectivas con frecuencia tienen colores brillantes, una advertencia para los depredadores. Un ejemplo de esto: la rana venenosa, un habitante de las selvas tropicales en Costa Rica, advierte sobre los alcaloides mortíferos de su piel.

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